“El embarazo adolescente es el mayor perpetuador de pobreza”
La Fundación Juanfe nació hace 24 años con el objeto de interrumpir el ciclo de pobreza que golpea a miles de niñas y adolescentes que quedan embarazadas. Su propuesta articula acompañamiento emocional, formación para el trabajo y la llave de entrada al primer empleo formal, de modo que las jóvenes puedan sostener un ingreso y trazar un proyecto de vida propio.
“Somos una organización social que busca romper ciclos de pobreza en madres adolescentes”, dijo Catalina Pimienta en diálogo con Ticmas. “Hemos impactado a más de 300.000 personas y trabajamos con un modelo de desarrollo social sostenible: apoyo psicoemocional, estudio de una técnica laboral y acompañamiento hasta el primer empleo formal.”
El problema mantiene una escala alta. En Colombia, el año pasado se registraron 55.500 nacimientos de madres adolescentes; una de cada siete mujeres fue madre a temprana edad. Pimienta describió la herencia que se repite: “Encontramos niñas de 15 años con mamás de 28 y abuelas de 45. Entonces el embarazo adolescente se repite y es un ciclo que perpetúa la pobreza”. La salida exige intervenir temprano y sostener el proceso.
Las jóvenes que llegan lo hacen, muchas veces, con señales de alerta que requieren intervención especializada. Según los registros de la fundación, el 54% presenta ideas suicidas, el 45% reporta experiencias de violencia y el 13% tuvo consumo de drogas. El dispositivo psicosocial trabaja con ellas y también con sus entornos cercanos para reducir riesgos y construir redes reales de apoyo.
El empleo formal es la bisagra del modelo. La fundación teje alianzas con empresas que abren cupos y acompaña los primeros meses de inserción hasta que la relación laboral se estabiliza. El paso siguiente es consolidar hábitos financieros básicos, continuidad educativa y una ruta de crecimiento acorde a cada caso.
La estrategia se sostiene con trabajo coordinado entre sectores. “El Estado no puede solo, y las organizaciones tampoco. Necesitamos una triada que construya política pública”, dijo Pimienta. Juanfe articula con gobiernos locales y nacionales, y convoca a empresas como “inversionistas sociales” para garantizar continuidad y escala.
La evidencia externa respalda el enfoque. El Banco Mundial y el BID evaluaron durante siete años el impacto del modelo en el departamento de Bolívar con grupos de control y de tratamiento: el 79% de las participantes alcanzó un primer empleo formal y lo sostuvo; la mayoría duplicó ingresos de manera inmediata y, entre seis y nueve años después, no registró nuevos embarazos tempranos. La medición económica converge con esos resultados: por cada un peso invertido, el retorno social estimado es de 1,89 pesos.
El trabajo con las familias forma parte del método. En cada cohorte se incluyen encuentros para hablar de corresponsabilidad, violencia, abusos y expectativas laborales. Muchas veces son los hogares los que desalientan el estudio o empujan hacia la informalidad; sin ese componente, los avances se debilitan.
El modelo ya se transfirió a organizaciones en Chile y Panamá con acompañamiento técnico para adaptar procesos. En Colombia, la meta de este año es llegar a 10.200 personas entre Cartagena, Medellín y el Urabá antioqueño, manteniendo la lógica de seguimiento caso por caso.
Pimienta sintetizó el sentido del programa con la misma claridad con la que detalla cada paso: el embarazo adolescente altera trayectorias y condena a la repetición si no se actúa. El camino que propone Juanfe es de tiempo y de persistencia: sostener a cada joven en lo emocional, formarla para un trabajo que pueda ejercer y abrirle la puerta a un empleo que dure. Ahí empieza a romperse el ciclo.